“Los colombianos merecemos vivir en paz .Necesitamos dejar de matarnos unos a los otros para pensar cómo vamos a reconstruir Colombia”, asegura Marisol Mesa una periodista colombiana que ha visitado Cuba en varias ocasiones. Su voz es dulce, cuando habla inspira calma, pero se le nota el profundo dolor que siente por la situación que se vive en la tierra del café.

“El conflicto armado en mi país tiene más de 50 años. Comenzó desde el 9 de abril de 1948, en un momento que se conoció como El Bogotazo, pero la violencia venía de antes porque ya hacía mucho tiempo se estaban matando los unos a los otros: los del Partido conservador y los liberalistas, identificados con los colores azul y rojo”, recuerda la periodista.

El detonante del conflicto fue la muerte de uno de los mayores caudillos de la historia colombiana, Jorge Eliecer Gaitán, quien era uno de los principales líderes populares y quien todos pensaban llegaría a la presidencia de la República.

“Él estaba convencido que la aristocracia colombiana no lo mataría, porque el país entraría en un grave conflicto, sin embargo se equivocó, porque la clase rica se libró de la piedra del zapato que representaba un líder popular como Gaitán”, explica Marisol.

“A raíz de la muerte de Gaitán se conforman las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo. Con el tiempo las guerrillas han tenido modificaciones políticas, se han equivocado, ha secuestrado, han tenido vínculo con el narcotráfico…”, se lamenta la periodista colombiana.

Pero con el paso de los años, y la agudización del conflicto, la violencia se intensificó en las zonas rurales, donde hay más pobreza, y donde sobre todo ha hecho falta la presencia real del Estado. El número de muertos es incontable en Colombia, además se suman los desaparecidos.

Marisol aclara que “la inequidad, la brecha entre ricos y pobres es muy grande. Hay muchas personas que no tienen empleo, hay niños desnutridos, pero el problema fundamental en Colombia es el de la tierra, es un problema central y coyuntural y a partir de ahí es que se ha originado todo el conflicto”.

Considera que el país no podía más con la guerra, y era hora de buscar la paz. “Por eso decidieron negociar y escogieron como escenario neutral a La Habana para después de casi cuatro años llegar a un acuerdo con la guerrilla más antigua de Colombia y del continente, un pacto que se convirtió en símbolo de esperanza para acabar el conflicto”.

La joven periodista, también profesora de la Universidad de Tolima recuerda con dolor el resultado del plebiscito del pasado dos de octubre, cuando el “No” se impuso en una consulta popular que debía refrendar los acuerdos de paz entre las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos.

“Fue muy triste. Ganó el No por encima de la paz. Todos teníamos una mentalidad tan triunfalista porque de una vez y por todas terminaría la guerra y vendría la paz, que no nos creímos que ganara el No, ni la oposición misma se lo imaginaba. Por eso cuando ganaron, se quedaron sin plan B, pues no habían pensado qué hacer después del plebiscito”, comenta sobre el día en que marcaría el futuro de Colombia.

“Cuando el ex presidente Álvaro Uribe tomó las banderas del No, la gente no lo vio bien, porque no todos los que defienden el No son uribistas. Y cuando el No tuvo que decir cuáles serían sus próximos pasos, Uribe quedó atado de pies y manos. No tenían argumentos para rebatir el acuerdo de paz”.

Apunta que después Uribe se proyectó en contra del primer acápite del acuerdo, referido a la Reforma Agraria, pero “cómo iba a estar a favor de esa reforma, si él vela por los intereses latifundistas”.

Además señala que el ex mandatario, actualmente senador opositor, “no aplaude el marco jurídico para el tema de la paz porque hay militares que han estado vinculados a falsos positivos, a crímenes de Lesa Humanidad”.

El presidente Santos habló sobre el cese bilateral del fuego hasta el 31 de octubre, pero las combativas marchas en reclamo de la paz del movimiento estudiantil y de otras fuerzas sociales, lograron ampliar el plazo hasta el próximo 31 de diciembre.

“Todos estamos pidiendo la implementación ya de los acuerdos. No se puede esperar más. El año próximo es clave porque hay elecciones en la presidencia de Colombia, y la paz no puede ser el caballito de batalla para ningún presidente. La paz no es de Santos, no es de Timoshenko, no es de Uribe, la paz es del pueblo”.

“Para los colombianos, Cuba ha significado mucho en las negociaciones por la paz, es nuestro país hermano y ha jugado un papel fundamental como garante. Creo que si escogieron a La Habana como sede de las conversaciones, es por el respeto que los cubanos inspiran, porque en Cuba se toman las cosas en serio”, asevera Marisol al referirse al papel desempeñado por nuestro país.