El triunfo de las ideas es realidad gracias a los que ayer en el Moncada se insertaron en la historia. Foto: Radio Rebelde

La Habana, Cuba.- El 26 de julio de 1953 devino hecho único de una etapa nueva para el movimiento revolucionario cubano. La dimensión histórica del asalto al Moncada no puede medirse por el fracaso que tuvo la acción militar, sino por su repercusión social y política.

El ataque a la segunda fortaleza militar del país despertó la conciencia de amplias capas de la población e inició el periodo de lucha armada que culminó con la derrota de la tiranía batistiana.

En su histórica autodefensa ante el tribunal que lo juzgaba, Fidel Castro no se limitó a denunciar los asesinatos, la corrupción y los desmanes de la tiranía, sino que dio a conocer el programa ideológico que sostenían los asaltantes que atacaron la fortaleza santiaguera.

Un renacer de la historia

El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, de Santiago de Cuba y Bayamo, con el alto precio de 62 compañeros muertos, constituye la más alta expresión de una hazaña que vivirá eternamente en el corazón de los cubanos.

Y es así, no sólo por lo que la fecha representa como símbolo de la rebeldía nacional de nuestra historia contemporánea, sino porque su desenlace determinó el curso posterior de la Revolución.

Fue la continuidad de una lucha incubada en Baraguá e inspirada en las ideas de Martí. Los jóvenes que en la mañana de la Santa Ana atacaron en acción simultánea los dos cuarteles de la tiranía, iniciaron con su gesto la lucha armada que seis años después posibilitaría el triunfo y, por ende la realidad de sueños y esperanzas allí gestados.

El Moncada en el hoy

El revés sufrido en los asaltos a los cuarteles Moncada y Céspedes, al NO conquistar los objetivos de la acción, no modificó los resultados de aquel hecho que se insertó definitivamente en los anales de la historia.

Como diría posteriormente el doctor Baudilio Castellanos, quien fuera miembro de la primera célula del Movimiento en Santiago de Cuba y fungiera como defensor de los asaltantes, el juicio por el Moncada le permitió a Fidel Castro más que su autodefensa y análisis de la razón de ser de aquel hito y de la revolución que necesariamente habría de seguirle, abrir un período nuevo en la historia patria.

El triunfo de las ideas y de la integración latinoamericana es realidad de hoy, gracias a los que ayer en el Moncada se insertaron en la historia. Ellos fueron los primeros abanderados de la Revolución.

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